La oración es una mirada interior a Dios

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¿Cómo mantener una vigilancia continua? Parece algo imposible. Sin embargo, Jesús nos da la clave porque a la indiciación de estar vigilantes añade «orad»: «velad y orad», nos dice. De modo que es con la oración y por medio de la oración como conseguimos estar vigilantes en todo momento. Sin la oración no sería posible una vigilancia constante. Pero con la oración la vigilancia no sólo es posible sino que hasta resulta fácil. Por eso la oración es la llave y el alma de la vigilancia. La oración sostiene e inspira la vigilancia. Tenemos que ver detenidamente en qué consiste la oración.

La oración es la mirada interior del alma dirigida a Dios por la fe y por el amor. Muchos tienen una idea muy equivocada de lo que es la oración confundiéndola con los medios que la favorecen. No es lo mismo orar que recitar en voz alta o interiormente unas fórmulas, unas determinadas oraciones como puede ser el Padrenuestro o el Avemaría. Las fórmulas o las oraciones fijas son un medio para la oración. Entre estas fórmulas, que son innumerables, destacan por supuesto la fórmula que nos enseñó el mismo Jesús y el Avemaría. Pero no debemos confundir las fórmulas u oraciones fijas con la oración en sí. En muchas ocasiones la repetición consciente, piadosa y contemplativa de estas oraciones nos serán de mucha ayuda para la oración, pero ellas mismas no son la oración sino un medio para la oración. La oración, como hemos señalado, consiste en dirigir hacia Dios la mirada interior del alma.

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