(De una entrevista a Pedro Luis Llera. Fuente: marchandoreligion.es)
Los enemigos de la Iglesia, por una parte, son los impíos, los apóstatas, los comunistas, los liberales; los que propugnan la ideología de género… Los que proclaman que “Dios ha muerto” y viven y legislan al margen de Dios y contra Dios. Son los que se ríen de nosotros o los que nos señalan con el dedo y nos acusan de “homófobos”, de machistas y de fascistas. El siglo pasado asesinaron a miles de católicos, simplemente por serlo. Pero la excusa era que no los mataban por su fe, sino por ser “facciosos”. Poco han cambiado las cosas. Gracias a Dios, de momento no nos matan.
Otros enemigos son los yihadistas fanáticos que se están dedicando a asesinar cristianos en todo el mundo, aunque los medios muchas veces lo silencien. Los islamistas son otro peligro más que evidente.
Pero todavía hay otro enemigo peor que está dentro de la propia Iglesia: son los modernistas. Los modernistas son los quintacolumnistas que buscan destruir la Iglesia desde dentro. No creen en Dios. Su doctrina es puramente inmanentista. Para ellos Jesús es una figura histórica, una persona admirable que luchó contra los poderosos de su época y fue asesinado por sus doctrinas “revolucionarias”. Pero no creen que Jesús sea Dios. Son neo-arrianos. No creen en la resurrección, ni en los milagros, ni en los dogmas de la Iglesia: no creen en la virginidad de María, no creen que sea la madre de Dios; no creen en la transubstanciación, no creen en la presencia real de Cristo en la Santa Hostia. No creen en nada. Quieren convertir el catolicismo en una suerte de religión universal filantrópica, en una ONG que sirva a los propósitos de un nuevo orden mundial con un gobierno global. Los modernistas no creen que Cristo sea el único Salvador ni que no hay salvación fuera de la Iglesia. En realidad, todas las religiones son igualmente válidas para estos herejes. Dios quiere todas las religiones por igual. No hace falta hacer proselitismo… ¿Para qué? Todos van a ir al cielo igualmente… No hay infierno: es un mito, un cuento. Para los modernistas todo son metáforas y símbolos. Nada más.
(De una entrevista a Pedro Luis Llera. Fuente: marchandoreligion.es)